miércoles, 11 de diciembre de 2019

Actualizando la organización política



Aproximación sobre las formas de gobierno 

Desde tiempos antiguos tenemos propuestas sobre formas de organización política, el mismo Aristóteles analiza entre tres formas distintas de gobierno, la monarquía, la aristocracia y la república,  así como sus respectivas   degeneraciones, la tiranía, la oligarquía y la demagogia. Ninguna es mejor que otras por si mismas, sino por su capacidad de cumplir la función del estado, el cual es el bien común. En tanto que ninguna es mejor que otras por si misma, tienen entonces que ser analizadas por su potencial para cumplir con la función del Estado, así, Aristóteles estudia las probabilidades que tiene que cada una de degenerar más fácil y rápidamente de tal forma que no se cumpla la función del estado, siendo la monarquía la forma de gobierno más susceptible de degenerarse, seguida de la aristocracia y finalmente la democracia.

Desde una perspectiva no desde sus probabilidades de degeneración sino de su capacidad de cumplir mejor y más pronto la función del Estado cuando la forma de gobierno es buena, sin duda alguna la monarquía está a la cabeza, partiendo de la lógica que teniendo a la cabeza a la persona más virtuosa y capaz, entonces dirigirá a los demás más rápido y mejor, seguida de la aristocracia y así bajando de nivel entre más personas haya de por medio a la hora de tomar una decisión.

Montesquieu propone entonces una especie de síntesis de las tres formas de gobierno y que en teoría son aplicados en la actualidad, con el poder ejecutivo como monarca, el judicial como la aristocracia y los representantes como la democracia, sin embargo Montequieu aborda la problemática desde una postura pesimista, donde el poder judicial y legislativo deben de funcionar como diques de contención al despotismo del monarca pasando por completo por alto la creación de un sistema ascendente en la virtud cuando son buenos.

La educación y formación el punto nuevo 


La importancia de la formación y la información sobretodo cuando se tiene un sistema democrático radica precisamente en que la mayoría sea capaz de empujar y apoyar con todo a monarcas y aristócratas cuando son buenos y contener al máximo  el despotismo y la oligarquía cuando las primeras han degenerado. Dejo abierto el debate para la comunidad, ¿Cómo establecer un sistema educativodo e informativo inmune a tiranías, oligarquías y demagogías?, y antes que nada ¿Cómo establecer ese sistema educativo e informativo?


2 comentarios:

  1. Ningún sistema puede ser inmune, pero sí que podemos combatir las manipulaciones y los abusos de autoridad de las élites que controlan los sistemas. Para lograrlo, lo primero que habría que hacer es desalojar, mediante elecciones, a las actuales élites en el poder. Esas élites no están dispuestas a dejarse mandar estando allá arriba. El partido que lo logre habrá de ser íntegro e incorruptible, habrá de tener a lo menos un aliado valiente e idealista entre los medios de comunicación, y habrá de documentarse muy bien para armarse de razones frente a sus adversarios en los debates políticos. Al pueblo le conviene el proyecto reunionista, por lo que la razón nos asiste, aunque debemos poder y saber exponerlo ante la opinión pública, para que permee la realidad en la conciencia de la gente, agrietando el muro mental cimentado por la manipulación política, y así se provoque un cambio a mejor.
    La estrategia en campaña pasaría por:
    1) distanciarse del formato hipócrita y demagogo al que nos tienen acostumbrados los políticos, y apostar por un lenguaje claro, llano, y hasta cierto punto vulgar, para favorecer al desahogo social de tanta miseria acumulada por ese absurdo silencio cómplice mantenido entre esa cortesía boba heredada por inercia, el miedo al rechazo social, y la amenaza institucional; de este modo, se apoya la permeabilidad popular del proyecto desde lo emocional,
    2) atacar los pilares de la corrupción sistémica actual, acabando con las privatizaciones perjudiciales al servicio público, acabando con las ineficiencias institucionales (cerrar entidades duplicadas a otra escala territorial, cerrar asociaciones sin demanda social real, reducir y exigir más a la plantilla de funcionarios), cortando flujos con los paraísos fiscales, o disolviendo los partidos políticos por un sistema unipersonal transparente que dificulte la actividad política criminal,
    3) hacer propuestas (no promesas) precisas y fácilmente monitorizables que sienten una base de confianza en el ciudadano sobre el proyecto,
    4) Implementar, con severidad punitiva, una legislación que tipifique como delito cualquier forma o expresión de odio, pues si se persigue y sanciona a los 'odiocultores' que siembran y propagan discordias, los demás ganamos serenidad para aprender y buen juicio para decidir, lo que redunda en el bien común.
    Sobre la forma de gobierno, el profesor chileno César Hidalgo, del MIT, comentaba en el episodio 3 “democracia” de la serie documental “una historia del futuro”, que está siendo emitido estos días por el canal Historia de NG, que la democracia adolece de falta de ancho de banda de comunicación entre la ciudadanía y las instituciones. Para solventarlo, menciona la futura implantación del avatar ciudadano, que es un programa informático con un formato similar al de una cuenta en redes sociales, el cual trata de emular la opinión de la persona a la que representa, aprendiendo de las opiniones que expresó en el pasado. De este modo, cada persona decide, directamente y sin representante parlamentario, sobre todos los asuntos políticos de manera virtual a través de su avatar.

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